Su color menos preferido debe ser el beige.


Jamás trate de defender su posición y situación presente. Decida ser alguien a la ofensiva, no a la defensiva. Quienes viven defensivamente nunca se levantan por encima del promedio. Como cristianos, estamos llamados a mantenernos a la ofensiva y tomar la iniciativa. Un individuo indiferente e indeciso nunca está seguro, a pesar de su riqueza, educación o posición.

No permita que la búsqueda de su equilibrio se convierta en una excusa para no dar el único, agresivo y radical paso que Dios lo ha dirigido a dar. Muchas veces, el intento de mantener el equilibrio en la vida es sólo una excusa para ser indiferente. En tres ocasiones, en Josué 1:6, 7 y 9, el Señor dice: “Esfuérzate y sé valiente”. Creo que Él dice lo mismo a todos los creyentes de hoy día.

Cuando decide estar a la ofensiva, la atmósfera de su vida comienza a cambiar. Así que, si no le gusta la atmósfera de su vida, decídase a adoptar la posición ofensiva. Tomar la ofensiva no es sólo una acción sacada de una persona, es una decisión que se hace en el interior.

Cuando escoja estar en la ofensiva, mantenga impersonales todos sus conflictos. Combata el problema, no la persona. Hable de lo que Dios puede hacer de usted, no de lo que otros son capaces de hacer. Descubrirá que, cuando todas sus razones son defensivas, su causa casi nunca triunfa.

Estar a la ofensiva y tomar la iniciativa es una llave maestra que abre en su vida la puerta a la oportunidad. Aprenda a crear el hábito de tomar la iniciativa, y nunca empiece su día siendo indiferente. Cuando, cada mañana, sus pies toquen el suelo, piense en la ofensiva, reaccione como un invasor, tome control de su día y de su vida.

Por lo general, retroceder y estar a la defensiva refuerza el problema. La intimidación precede siempre a la derrota. Si no está seguro de qué camino seguir, ore y enfrente la situación con plena confianza.

Sea como dos pescadores que quedaron atrapados en una tormenta en medio del lago.

-¿Deberíamos orar o remar?- preguntó uno al otro. – ¡Hagamos las dos cosa!- respondió su sabio compañero. Eso es tomar la ofensiva.

Sacado del libro: Un enemigo llamado promedio.

1 comentario:

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    Espero te guste. Ahí entenderás de qué se trata.
    Saludos,Elsa

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